lunes, 26 de diciembre de 2011

Una noche como tantas...

   Ya era el tercer dia de viento norte. Habia ido escalonando la temperatura, despues de una Nochebuena, y una Navidad tranquilas. Había venido lloviendo, poco pero todos los dias, y no se habia podido trabajar.
   Los trigos estaban maduros, y los dueños de los trigos mas maduros aún... ¡La pucha si lo sabía! 22 años tenía cuando se subió a la cosechadora. 40 años atras... Además se habia criado a chacra, hijo y nieto de chacareros y trilladores (porque antes eran trilladores, ahora son contratistas).
   A pesar de los años transcurridos seguía compartiendo y comprendiendo esa sensación de inquietud que le agarra al tipo cuando ese trigo está maduro. Muchos meses esperando... Con los otros cultivos es distinto, es mas tranqui, menos presión. El maíz, el girasol, la soja es hoy o mañana igual, pero el trigo... Talvez por una memoria colectiva del chacarero cuando era la única cosecha del año.
   Aunque ahora cambiaron muchas cosas, y ya los chacareros son cada vez menos. Los campos se han arrendado a los pool de siembra, y ya no se trata con alguien con quien había un lenguaje común y un trato de años. De aquellos chacareros que conoció y trató al principio de su carrera, solo quedan dos. El resto, o se fundió en los '80, o alquiló el campo en los '90. Ahora se trata con "el Ingeniero" o el "Control de Cosecha", que a su vez responden a un anónimo conjunto de "inversores" que no entienden ni papa de lo que sucede, y se manejan con otra lógica. Bueno; los muchachos se manejan mejor pero cuando "las papas queman" y hay que hablar con el que manda (¿será realmente el que manda?), los muchachos lo llaman a él; para bajar los decibeles...
 
   Seguía el viento norte, ahora aflojando un poco, ya mas cerca de la puesta del sol. Como resollando para tomar aliento. Los mas de 40º de las dos de la tarde se habían transformado en unos 35º que igual era bastante, pero en comparación...

   Alla lejos al sudoeste como por detrás de la Sierra de la Ventana aparecían unas nubes lejanas, como presagiando una tormenta para mañana. El olor del rastrojo recién trillado le inundaba los sentidos.Era como un sentimiento de paz que lo embargaba mientras la cosechadora alla a unos 500 metros seguía marchando. De "oido" iba chequeando el funcionamiento. Motor, sonaba parejo. El ronquido del cilindro era contínuo, sin tironeos, seña que las barras estaban bien y la paja en condiciones. Por otra parte, si roncaba parejo indicaba que la barra de corte y la alimentación eran parejas. Ningún ruido fuera de los normales, que hiciera presumir que algo andaba mal.

   Sentado con el carrero en el enganche de la tolva, iba repasando todo esto. ¿Cuantos años tenés Lisandro?
19, dijo el pibe. ¿Extrañás a la familia? Y, si, aunque con el celular hablamos todos los dias, pero igual...
Habían arrancado la cosecha el 15 de noviembre, y ya llevaban casi 45 dias en campaña. Solo habían vuelto por cuatro dias a sus casas cuando los agarró una lluvia grande por Bordenave, pero desde entonces había sido contínuo el trabajo, y con suerte habia otros 15 dias mas por delante hasta terminar la campaña de la fina, pero para eso habría que recorrer otros trescientos kilómetros mas hasta la zona de Balcarce.

   La cosechadora dio la vuelta y comenzó a venir hacia donde estaban. El manejante prendió la baliza amarilla e hizo una guiñada con las luces, pidiendo descargar la tolva. El carrero subió al tractor, lo puso en marcha y respondió con otra guiñada de luces. ¿Va? le gritó, subío al tractor y se hizo lugar.

   Cuando llegaron a encontrarse con la cosechadora, se bajó, la esperó pasar y se encaramó por la escalera hacia la cabina. La tolva se puso a la par y empezó la descarga. Cuando terminó abrió la puerta y el maquinista se levantó de su asiento. Ocupó el lugar. Rapidamente mientras se ponia el cinturon de seguridad intercambiaron una pocas palabras. ¿Todo bien?. Si, todo bien. Estuvo bravo; con el viento de cola se me iba la temperatura muy arriba. ¿Mucho? Casi al rojo... ¡Que lo parió! Y, 43 de sensacion termica dijo la radio... dijo el maquinista antes de cerra la puerta para irse con el carrero que seguía a la par esperandolo.

   El contraste entre la temperatura de afuera con los 26º adentro de la cabina con aire acondicionado lo hizo estornudar... Siempre le pasaba...

   Desconectó el seguidor de corte, especie de "piloto automático" que hace que el manejante prácticamente no tenga que tocar el volante; no le gustaba. Le gustaba manejar, sentir que la maquina le obedecía. Desde que se había sentado por primera vez al volante de aquellas cosechadoras de la década del '60 con dirección mecánica le había tomado el gusto, era una sensación nada mas. El asiento ergonómico igual que antes trasmitia a su cuerpo las vibraciones de toda la maquina. "Los dos órganos sensores del maquinista son los oidos y el culo" había aprendido de muy joven, y aún seguían teniendo vigencia, pese a la electrónica ahora presente con sensores en cada mecanismo.
   Miró el sensor de perdidas por cola, que iba del tramo verde aproximandose al rojo. Accionó el variador y redujo un poco la velocidad. A los pocos metros, la aguja bajó hasta colocarse al medio de la zona verde.
Miró hacia la esquina del lote; el carrero había descargado, y el camión ya completo se movía hacia su destino. Y vió llegar tres camiones mas....

    Calculó; 90 toneladas, ¡Ja! ¡esta noche hay baile hasta tarde! pensó. Por lo menos cuatro horas. 40 años atras era todo un dia de trabajo andando bien, moviendo a las 9 de la mañana hasta entrada la noche....

    El sol se puso, y como cuarenta años atras sucedía, en pocos minutos, el motor pareció registrarlo y sonó como mas alegre. Miró el cuentavueltas del cilindro, y efectivamente, de 1240 rpm se habia ido a 1250. Tocó un poquito el variador del cilindro para volverlo a su velocidad normal, y evitar el quebrado de grano.
Estas cosa no estaban antes... Antes se le abría el variador de marcha para cargar mas la máquina. ¡El variador! El primero que tuvo que manejar era mecánico, accionado a palanca, y había que prenderse con las dos manos... Lo tenían las viejas GEMA verdes y las RYCSA. Vasalli tenía un variador que se manejaba acccionando una manivela con una rosca que parecía de los frenos de los viejos carros de caballos... Despues vinieron hidráulicos, igual que los reguladores de altura de las plataformas de corte. Pero entonces había que hacer musculo y tragar granza y polvillo. Pero a los 25 años a quien le calienta...

   El ronroneo del motor se sentía atenuado por la cabina insonorizada. Para el había llegado tarde. Su oído derecho acusaba los años de motores a fondo todo el dia. El izquierdo menos, pero igual se le iban notando los años. Prendió las luces. Ya caía la noche. Por ahi cerca había una ciudad mediana; una de las tantas cabeceras de partido de la Provincia de Buenos Aires. Se empezaron a ver las luces del pueblo tambien.

   Miró la hora; 22.10, otro camión emprendia viaje. El camionero guiñó las luces. Contestó, como corresponde. Camioneros y maquinistas mismo destino, dependientes los unos de los otros, lejos de sus familias, de sus pueblos, de sus amigos... Miró el indicador de combustible 3/4 de tanque. Había para rato sin problemas. La radio bajita pasaba unos tangos, y alternaba con unos chamamés por Raul Barboza. Mejor no podía estar.

   El carrero iba y venía, ya era otro de los muchachos. ¡Bah! Este de muchacho no tenía nada igual que el... Pedrito trabajaba con el cosecha tras cosecha desde 1967, casi que se estaban envejeciendo juntos. Tantos años que no precisaban hacerse señas; se miraban nomás, solo con alguna inclinación de cabeza se entendían.
Y estas noches largas, y cuando el dia había sido largo, era entendido que quedaban ellos en el rastrojo. Total mañana a la mañana serían los ultimos en levantarse...

    Otro camión que se iba... 23.30 y la noche seguía llena de estrellas. Sin embargo, aquellas nubes que a la puesta del sol estaban allá apenas sobre el horizonte parecían haber progresado y allá lejos como para el lado de Pringles le pareció ver un relámpago. ¿O talvez sería el reflejo de las luces de alguna otra cosechadora?.

    Pasó un rato, y de pronto en la radio comenzaron una cuenta regresiva. 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1. ¡FELIZ AÑO NUEVO! dijeron los locutores. Guiñó las luces. Camionero y carrero contestaron. Pedrito se acercó con el carro. Descargó la tolva. Pedrito le hizo una seña como de "no va mas". Asintió. La carga del ultimo camión se completaba con ese viaje. El cercano resplandor de las luces del pueblo se pobló de fuegos artificiales...

   A bañarse, a cenar a la casilla con el resto del grupo. Una nuevo año había comenzado.

 Dedicado a todos los amigos Contratistas Rurales (Trilladores que les decíamos antes).


   Antonio (El mayolero)

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar