miércoles, 10 de agosto de 2011

Las primeras aproximaciones locales a la Revolución Verde.

   En el año 1963, me tocó el Servicio Militar. Salí de baja unos pocos dìas después del asesinato de Kennedy. Fue un año interesante... Sobreviví a la Guerra de Azules y Colorados a los 28 dìas de incorporado. Pero guerra "denserio" con bombardeos, ataques de aviación aire-tierra, recolectar los muertos en la zona de Magdalena. En fin; un curso acelerado de horrores e insensateces. Allí conocí algunos jóvenes oficiales que del '76 en adelante fueron los mas ensañados represores y torturadores. Yo los conocí cagados y meados encima escondidos en una cuneta o bajo una alcantarilla, y no estoy empleando ninguna metáfora. La vida me recicló como periodista radial, y como aquellos sucesos bélicos que viví ocurrieron un 2 de Abril, cuando todo el mundo recuerda a los caídos en Malvinas yo me sumo, pero pido permiso y hago un lugar para recordar a los caídos en aquellos momentos. Que ni siquiera fueron abatidos por fuego inglés. Fueron muertos por metralla y balas disparadas por otros argentinos.
   Cuando volví a la chacra, a mis pagos Mayoleros, mi viejo, me "tiró" con la cosechadora. Hasta entonces yo no había tenido ninguna responsabilidad en el asunto, limitándome a cumplir con la parte del trabajo que me tocaba, asique arranqué a los 21 años mi carrera de maquinista. Lejos estaba de pensar en ese momento que recién terminaría mi carrera 29 años despues, a los cincuenta.
   Por esos años, en la zona no se hacía cosecha gruesa, como dije antes, el girasol era una curiosidad de jardinería, por lo que la campaña se limitaba a levantar lo de la chacra lo mas rápido posible, y ponerse en la lista que se anotaba en la Cooperativa de las maquinas que se iban liberando para ver de agarrar alguna hectáreas mas como para financiarse unos dias en Necochea...

   Los trigos que se sembraban entonces, eran mayormente los de ciclo largo o "doble propósito", que se sembraban en mayo, o principios de junio y que en setiembre se pastoreaban con las ovejas unos quince o veinte días para favorecer el macollaje (la saliva de la oveja tiene una enzima que "dispara" la información genética del trigo y lo hace ramificar, aumentando el número de espigas a cosecha). Eran variedades autóctonas, mejoramientos y desarrollos geneticos de nuestros semilleristas con materiales perfectamente adaptados a las distintas zonas trigueras del país. De altísima calidad panadera y muy alto porcentaje de gluten, tenían muy buen mercado internacional por su calidad de "correctores". Los países del hemisferio norte no tenían esas calidades, sobre todo los Europeos que desde la época de los romanos venían sembrando las mismas tierras (nada menos que unos mil quinientos años...) sumado a su distinto clima. Por lo que necesitaban nuestro trigo para hacer lo que hoy se llamaría un "blend" de harinas, y así obtener un pan de calidad.

   El inconveniente de estos trigos era su bajo rendimiento físico (sobre todo si lo comparamos con lo de hoy en día). Entonces se calculaba en bolsas (60 Kg), Nuestra generacion de chacra ya es la del granel, asique nosotros medíamos y calculabamos en Quintales (100 Kg= 1 qq.) y los "viejos" en bolsas, lo que traía no pocas discusiones. Bueno, estábamos en el rendimiento físico x Ha. Aquellos trigos normalmente estaban entre 1600 y 1800 Kg/ha. Excepcionalmente se llegaba a los 2000, o 2400 Kg/ha. Consecuentemente, las cosechadoras estaban diseñadas para procesar esos volúmenes, los sistemas de transporte y almacenaje dimensionados para esas cosechas, los puertos y las instalaciones de embarque, respondían a la misma lógica. También debe contarse que en habitantes eramos muy poco mas que la mitad de los que somos ahora, por lo que el consumo interno era sensiblemente inferior.

   El sistema de comercialización, con la Junta Nacional de Granos como "tutor" nos garantizaba un precio básico remunerativo, y la exportación debía mejorar esas condiciones para hacerse de mercadería exportable, o acudir a la Junta para cubrir sus embarques. Una cuestión a tenerse en cuenta, que no es menor; los precios internacionales se "formaban" en otra parte, y nuestro volumen no era significativo en el orden mundial. No eramos un país triguero como los EEUU; eramos un país que producía bastante trigo, de buena calidad y nada mas. La prueba está en que cuando la gran sequía del '52/53, que comprometió el abastecimiento interno y prácticamente desaparecimos por un año de los mercados internacionales, los precios en éstos no tuvieron una gran variación. (Esa sequía, fácilmente comprobable por los registros pluviométricos de SMN es la que dio origen al mito "Culpa de Perón tuvimos que comer pan negro", que todavía algún ganso viejo repite. Yo recuerdo de aquellos tiempos como se reían los inmigrantes que habían llegado hacía poco de Europa después de padecer la Guerra de las quejas por el pan...)

   Como decía, el sistema, al ser manejado desde afuera, no nos pagaba la calidad que producíamos, y nuestra única salida era aumentar los volúmenes para mejorar rentabilidad. Fertilizar tampoco era solución por dos razones: 1) no habia fertilizantes, y 2) aunque los hubieramos tenido, la genética de nuestros trigos en lugar de transformarlo en grano lo transformaría en paja; una caña mas alta, y nada mas. La espiga iba a ser igual. Los granos por espiga serían los mismos.

   Por eso cuando aparecieron los primeros trigos a los que se les había introducido el germoplasma mejicano, que eran petisones, pero con una espiga la mitad mas grande de lo que conocíamos, con un potencial de rendimiento que llegaba a los 3000 o 3200 Kg/ha nos tiramos de cabeza a ver como era eso y como lo ibamos a incorporar.

   Despues le sigo contando.

 
 

3 comentarios:

  1. Muy bueno compañero, como siempre.

    Y el efecto saliva, fundamental pa' tener pasto por más tiempo!

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  2. Muy instructivo, Antonio. En relación al año 52 los trabajos históricos señalan que en ese año inclusive debió importarse trigo nuevamente, cosa que no sucedía desde 1870 (por lo menos en forma masiva)
    Con relación al pan negro, cuando reapareció el blanco mi vieja nos hizo ir a hacer las colas a una panadería lejana donde lo vendían. Yo (niño) no lo recordaba y para ser franco me pareció una porquería. Tardé en habituarme y encontrarlo agradable.
    Saludos

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  3. Gracias Antonio, me recordás muchas cosas de mi infancia (no lo tomes a mal!!!) fundamentalmente, por lo de las bolsas.
    Y cuanto más difícil pero más natural era todo el tema agrícola.
    Cuando pueda recuperar las fotos de la casa de mis viejos, la escanearé y te las enviaré. Son chatas cargadas con cientos de bolsas, fotos del año 30, 35 creo. Hay muchas fotos históricas vinculadas con el campo, y con Pto. Quequén.

    Abrazos, espero la continuación

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